La comunicación siempre ha sido un elemento fundamental en el cristianismo. Uno de los factores que hicieron posible que los primeros cristianos difundieran el Mensaje a través de todo el Imperio Romano fue el sistema de calzadas y las rutas marítimas. Sin estos dos elementos, el cristianismo hubiera tardado muchos siglos en extenderse. Se suele decir que los medios de comunicación son providenciales para el cristianismo.
Hoy en día disponemos de un sistema de “calzadas romanas” de última generación que se llama Internet. Ya no hace falta andar o desplazarse físicamente, para hablar o intercambiar información. Basta encender nuestro ordenador y en pocos minutos tenemos todo el mundo a la distancia de la presión de las teclas de nuestro computador.
Hace pocas fechas, Mons Claudio María Celli, presidente del Pontifico Consejo de Comunicaciones Sociales, hablaba sobre el gran desafío que la Iglesia tiene respecto de los nuevos medios de comunicación social. Pueden oír una entrevista en este enlace AQUÍ. La pregunta que nos debemos hacer es: ¿Cómo podemos utilizar la red para anunciar el Evangelio? No es sólo una presencia, sino también un lenguaje. ¿Qué lenguaje emplear para que los hombre y mujeres de hoy entiendan lo que los discípulos del Señor, la Iglesia, quieren comunicar?