Hoy celebramos el 101 aniversario del nacimiento del beato Manuel Lozano Garrido.
Manuel Lozano Garrido, conocido
como “Lolo”, nació el 9 de agosto de 1920 en Linares, Jaén, España fue escritor y periodista.
Lolo había sido un joven amante
del deporte y de la naturaleza; alegre en sus travesuras infantiles y más
alegre aún en sus juegos de juventud cuando comenzó a abrirse a la vida, a
desear “devorar” apostólicamente el mundo pero a los 22 años una parálisis lo
dejó en silla de ruedas, luego quedó ciego y así vivió sus últimos 9 años.
Se había formado apóstol en el
centro de jóvenes de la Acción Católica de Linares por los años de la década de
1930. “Para él la Acción Católica lo era todo”. En la A.C. aprendió a amar con locura a la Virgen Nuestra Señora. De ella
escribirá bellísimas páginas llenas de ternura y filial amor a lo largo de sus
28 años de escritor y periodista. En la A.C. creció su fervor eucarístico que lo marcó para toda la vida. Ahí
quedan sus escritos sobre la fiesta del Corpus Christi, sobre el Jueves Santo o
sobre el sacerdocio. Ya paralítico -desde el balcón de su casa, situada
justamente enfrente de las puertas de la Parroquia de Santa María de Linares,
donde él fue bautizado y donde ahora reposan sus restos mortales- desde el
balcón hacía un alto en sus trabajos de escritor paralítico y decía: “Ahora –frente a frente con el Sagrario- voy
a echar con Él un parrafillo”.
Apostólicamente estuvo muy
comprometido en una época de hostilidad e incluso de persecución religiosa, recorrió
pueblos difundiendo la Acción Católica; no duda en lanzarse a evangelizar desde
la radio.
Lolo recibe de Dios “la vocación
de enfermo”, como el mismo lo afirmaba: “Mi
profesión: inválido”. Y es tal su invalidez que día a día va perdiendo
todos sus movimientos. Su cuerpo se convierte en un amasijo retorcido de huesos
doloridos; pero nunca se queja ni habla de sí mismo. Cuando pierde el
movimiento de la mano derecha, aprende a escribir con la izquierda. Cuando
también la izquierda se paraliza, dictaba a su hermana Lucy o a algún amigo, y así se convierte en
escritor y periodista incansable desde su silla de ruedas.
Escribió 9 libros de
espiritualidad, diarios, ensayos, una novela autobiográfica, y cientos de
artículos en la prensa nacional y provincia. Entre sus libros se destacan: “Mesa redonda con Dios”, “Las golondrinas
nunca saben la hora” y “Dios habla todos los días”.
Desde su silla de ruedas, Lolo fundó
una obra pía: “Sinaí, grupos de oración
por la prensa”; cada 12 enfermos junto con un monasterio de clausura tomaban
sobre sí el “cuidado espiritual” de un medio de comunicación social y así hasta
300 enfermos incurables a los que Lolo une, alienta, a través de la revista
mensual que escribía para ellos. De este modo –igual que Moisés mientras oraba
con los brazos levantados en el Sinaí para ayudar a Israel- todos esos enfermos
que “no pueden levantar ni sus brazos ni andar con sus pies” se convierten sin embargo en apoyo cristiano y apostólico
para los periodistas.
También escribió el “Decálogo
del periodista” y “La oración
por los periodistas”
Hasta su casa se llegaban
personas de toda clase social y condición: intelectuales y trabajadores;
sacerdotes y enfermos... Pero sobre todo eran jóvenes los que más frecuentaban
su amistad. Para ellos tenía Lolo una sensibilidad especial. Para ellos era “el amigo siempre alegre, el comunicador de
alegría”.
Lolo falleció el día 3 de
noviembre de 1971, el día de San Martín de Porres, “Fray Escoba”, el santo que
había crecido en la santidad en un rinconcito del convento, como Lolo que había
vivido toda su vida en el metro cuadrado que ocupaba su sillón de inválido.
Doce años antes, el mismo día 3
de noviembre, Lolo había escrito: “Hoy el
día sabe a andén de ferrocarril, cuando llega el tren y se baja el amigo a
quien hace mucho tiempo no veíamos. Ya tú estás aquí, sentado junto a mi
sillón, y yo te echo el brazo efusivamente por los hombros...” (Así
escribió en su libro “Dios habla todos los días”). Había llegado el momento del
abrazo efusivo con Dios a quien había amado y a quien, crucificado con su cruz
de prolongada y dura enfermedad, él se había ofrecido como amigo.
El 17 de diciembre del año 2007,
el papa Benedicto XVI reconoció las virtudes heroicas de Manuel Lozano Garrido.
El 19 de diciembre de 2009 el mismo pontifica firmó el decreto que reconoce un
milagro por la intercesión del venerable Manuel Lozano Garrido y el día 12 de
junio de 2010, en Linares, fue declarado Beato, en nombre del Santo Padre, por
el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Monseñor Ángelo
Amato.
El papa Francisco mencionó al
beato Lolo Garrido en el mensaje para la 55° Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales que se celebró este año: «Abre pasmosamente tus ojos a lo que veas y deja que se te llene de
sabia y frescura el cuenco de las manos, para que los otros puedan tocar ese
milagro de la vida palpitante cuando te lean», aconsejaba el beato Manuel Lozano
Garrido a sus compañeros periodistas.»
Fuentes:
https://amigosdelolo.com/
https://www.vidanuevadigital.com/
https://www.aciprensa.com/
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